En los últimos años, el Ayuntamiento de Valladolid solo gestiona, directamente, la organización de un par de conciertos durante la semana de ferias, poniendo en manos de empresas particulares la organización el resto de los días. Generalmente estas suelen ser empresas radiofónicas, que a fecha de hoy, son las que hacen y deshacen en esto del negocio musical, empresas que promocionan a su grupo, al que programan ellos y que ignoran, cuando no desprecian, al resto de bandas integrantes del programa de ferias. Por supuesto, sus conciertos son los mejores de las fiestas, el que más publico reúne, el que más expectación atrae, etc…y el resto de eventos ni existen, ni tienen importancia.
Una de estas emisoras nos ha traído a Carlos Baute. El músico venezolano apareció puntual, casi británico, sobre el escenario de la Plaza Mayor, escoltado por un cuerpo de baile para cortar el aliento…aliento que, a buen seguro, también se le corto a más de una, o de uno; fans, que gritaron, jalearon y se emocionaron al verlo sobre el escenario, impecable, elegantemente vestido de spot, con una sonrisa digna de cualquier empresa de ortodoncia, y meneando la pelvis, o la cadera, adelante, atrás, a la izquierda, a la derecha…no me queda más que reconocer mi envidia ante esa facilidad para moverse. Musicalmente, poco puedo decir, sus seguidores gozaron, a buen seguro, con este actor, modelo e intérprete, rompe listas de éxito y de corazones, coleccionista de premios, dos Ondas, Dial, Premios de la Música, Premios Amigo, además de una buena colección de Discos de Oro y Platino, un montón de discos editados, incluso el último con aires más «roqueros», participaciones en películas, en televisión…Sin duda puede presumir de todo eso y de mucho más…pero el «poso» que deja su obra es algo más enigmático.
El concierto se encuadro dentro del programa de fiestas de Valladolid, el pasado día 6 de Septiembre de 2015.