«Que los medios no presten atención a tu trabajo no significa que este no sea válido y duradero»
En 1989 el músico que era una de las esperanzas del negocio discográfico. que con sus dos primeros álbumes, «Aquashow» (1973) y «Lost Generation» (1975) junto con su hermano Matthew Murphy, eran considerados los nuevos The Allman Brothers, escalo la montaña del rock and roll, llego a la cima y se despeño por el barranco; se mudo a Paris, cuenta que «París es mi ciudad pero Estados Unidos es mi país», y en esa ciudad a creado una carrera que mediante una lucha constante sin duda la convierte en mucho más jugosa e interesante que una trayectoria de puro éxito. Sus canciones saben más de él que lo que el sabe de ellas y, sin duda, es bueno perseguir los sueños y Elliott lo ha hecho; puede que no sea un músico presente en listas de éxito y radio-formulas, que su nombre se quede circunscrito a esos artistas de «culto», que tanto adoramos en la vieja Europa, pero como Willie Nile, otro maldito, nos dice: «Éxito es una palabra extraña. Si escribes una canción y dos personas la escuchan y les emociona, eso es éxito» . La música es su trabajo y es afortunado porque puede vivir solo de ella…sin excesos, pero solo de ella y eso es algo que no todos los de su generación pueden presumir y puede que por eso, sus fans, sus seguidores son su mayor tesoro, después de su familia. El premio de todo esto, volver de una gira a su pequeño apartamento de Paris, un sexto piso sin ascensor, pero con unas fantásticas vistas de la Torre Eiffel y de la Iglesia de Montmartre, unos libros, estar con su mujer, Françoise Viallon-Murphy y su hijo y un buen guiso de ella, simple…para que más.
Con 67 años cuenta que «el mayor pecado en América es cuando se supone que tienes que tener éxito, pero no es así. Es un país basado en el triunfo enorme, sonado, colorido. Pero si aguantas esos años, y yo lo hice, fundamentalmente mudándome a Europa, acabas entrando en este estatus legendario. Y entonces es más un bucle triunfal», pero que a pesar de esa edad aún existen un montón de cosas que quiere hacer, crear, escribir… «Cuando le digo a la gente que siento que estoy a la mitad del camino, no me lo invento, así lo siento».
«Quizá encontró alguna resistencia en las radios. Hay gente que son los guardianes de lo que se va a poner en la radio: si no lo consigues enseguida, pasan al siguiente. Tal vez Elliott se vio atrapado en eso» (Billy Joel). En 1985, no sabía si tenía un futuro en el negocio musical, consiguió un trabajo en un bufete de abogados de la industria del espectáculo, pasado un breve tiempo, lo abandono; encontró refugio en la vieja Europa, no en vano Europa es muy acogedora para las artes, sea música, cine, poesía….En 1973 era un dandi, un tipo que sobresalía sobre el resto por su elegancia a la hora de vestir, a la hora de comportarse. En sus más de 30 discos no tiene una mala canción, un mal tema, pero el éxito siempre le ha esquivado, le ha rehuido…aunque en el fondo puede que como dice Springsteen: «Rock ballad o Last of the rock stars. eran éxitos que no acabaron en las listas de los más vendidos».
F. Scott FitzGerald dijo que «No hay segundos actos en las vidas de los americanos», pero Elliott Murphy se ha empeñado en demostrar que estaba equivocado.
«La literatura es mi religión y el rock & roll mi adicción»
Elliott Murphy actuó el pasado día 20 de Enero de 2017 en la Sala Borja de Valladolid junto a su inseparable Olivier Durand, dentro de la gira donde presenta su último trabajo, el documental «The Second Act Of Elliott Murphy «, dirigido por Jorge Arenillas, quien escribió guiones para Enrique Urbizu o Daniel Calparsoro, fue realizador de sketches en el programa Muchachada Nui durante sus cuatro temporadas en antena, y dirigió el largometraje ‘Otro verano’. Este documental ganó el Premio del público en el Dock of the Bay de San Sebastián.