Que la música se tiene que ver y escuchar sin complejos es algo que descubrí hace un tiempo, aunque, en ocasiones, no es tan fácil romper prejuicios o ideas preconcebidas. Cuenta el ovetense Rodrigo Cuevas que «cuando iba al colegio, me llamaban maricón. Estoy hablando de cuando tenía diez, doce, trece, catorce años», en este tiempo se ha convertido en un baluarte en favor de la diversidad sexual y del respeto, a través de sus espectáculos donde mezcla el cabaret, el teatro de variedades y esa música donde revisa su vertiente más tradicional y popular y la adereza con ritmos electrónicos contemporáneos, reinventando y convirtiendo el folclore asturiano en su santo y seña.
Cuenta con un trabajo editado «Manual de cortejo»(2019), en donde ha contado con la colaboración de Raül Refree, responsable de trabajos como «Los ángeles»(2017), de Rosalía, en la producción, y en donde reivindica las formas de ligar del pasado, una época donde comenta en una entrevista se valoraba el ingenio, no como ahora donde lo que más cuenta es «la imagen y los cuerpos hipertrofiados», que se suma a los anteriores Ep´s, «Yo soy la Maga»(2021), «Prince of Verdiciu»(2016) y «Embrujada/Pánico en el Edén«(2017).
Afirma que aunque le clasifican de provocador o transgresor, no es nada de ello «soy muy complaciente, doy al público lo que llevan rato queriendo, aunque no lo sepan», añade.
El músico asturiano acerco a esta edición mini del Festival Palencia Sonora su espectáculo ‘Trópico de Covadonga’, donde conjuga la agitación folclórica y electrónica, con el divismo de campo y el humor. A todo ello le añade un erotismo elegante con toques de hedonismo, con una puesta en escena que aúna elementos de estética «queer» que no deja a nadie indiferente, junto con proyecciones de vídeo; a todo ello no podemos olvidar la constante reivindicación de unos derechos innegociables, más en esta época, donde los sectarismo y las ideas extremas empiezan a cobrar fuerza entre una sociedad, que, en ocasiones, parece que anda más preocupada por poder ir de terrazas que por cualquier otra realidad de las que nos rodean. El fin, y el objetivo de todo esto, es reivindicar la sabiduría popular, la lengua autóctona y la riqueza de las canciones y las danzas tradicionales de su tierra.
A lo largo de su actuación entre historias y canciones, o más apropiadamente, temazos, descubrimos la historia del transformista gijonés Alberto Alonso Blanco «Rambal», asesinado en 1976, «homosexual declarado» o como dice Rodrigo «maricón de nacimiento», que se convirtió en leyenda en los márgenes de la España de Franco, o de «La Tabarica», una especie de cronista popular de Cimavilla (Gijón), cuya historia, al ser contada, narra la historia de Cimavilla a lo largo de todo el S. XX y la universaliza.
Rodrigo Cuevas, voz, percusiones y acordeón; acompañado de Juanjo Díaz, teclados y percusiones junto a Mapi Quintana, percusiones y coros; se mostro afable, natural y risueño, a lo que tendríamos que añadir ese punto de divertido, culto y nada pretencioso; inauguro la segunda jornada de esta edición mini del Festival Palencia Sonora, con aforos acotados e innumerables medidas fruto de esta pandemia que sufrimos desde hace más de un año, demostrando, una vez más, que la #culturasegura y que la #musicaenvivo es más necesaria que nunca; y porque no, más a nivel personal, después de ver al músico asturiano, que nunca nos tenemos que cerrar nuestras ideas y que es necesario abrir la mente (y los oídos) a los innumerables estilos que la música o la cultura popular nos proponen.
Rodrigo Cuevas actuó el pasado día 11 de Junio de 2021 en la Plaza de Toros «Campos Góticos» de Palencia, dentro de la programación del Festival Palencia Sonora.