Andaba ayer, 21 de Noviembre, dando forma a unas croquetas, cuya masa ya me habían preparado, y pensando en la que me venía….horas después cayó la consabida bronca, en relación a la forma de las susodichas croquetas…y es que, parece ser, que es obligatorio realizarlas como Dios manda. En esto, que me di cuenta del problema, si Dios anda liado con la forma de la croqueta, entre otras muchas cosas banales, como va a tener tiempo para arreglar las cosas verdaderamente trascendentales del planeta: la paz del mundo, la hambruna de África, las majaderías de Trump y así un largo etc. Afortunadamente siempre nos quedan esos subordinados dispuestos a suplir las carencias del maestro; pero, estamos en lo mismo, si cada uno le vamos con nuestras chorradas particulares es lógico que al final todo sea un lío; el patrón de los agricultores poco puede hacer ante los cientos de rogativas para que llueva, no llueva, la cosecha sea buena, las plagas desaparezcan…, así que como resultado, llueve cuando no tiene que llover, las plagas llegan cuando no tienen que llegar y los montes se queman, que para eso el constructor de turno tiene que hacer muchos adosados. Y así uno detrás de otro, incluido el de la música, Santa Cecilia, que entre normativas, prohibiciones, subidas de Iva, bajadas que se quedan en nada y cientos de cosas más, anda un poco despistada, así que lo mejor será quedarse con el 21 de Junio, que es el Dia de la Música y que reza algo así como: «Iniciada en Francia en 1982 como “Fiesta de la Música” e instituida como celebración europea en 1985 (Año Europeo de la Música), cada solsticio de verano, el 21 de junio, la Unión Europea celebra una jornada destinada a promover el intercambio cultural entre los pueblos, el trasvase musical de unos territorios a otros. Su objetivo es promocionar la música de dos maneras: la primera, que los músicos aficionados voluntariamente salgan a tocar a la calle. La segunda es con la organización de conciertos gratuitos, en los que el público tenga la oportunidad de presenciar sus artistas preferidos sin importar estilo ni origen».
Valladolid se sumó un año más, eso sí con alguna carencia que no sería muy complicado de resolver; algo más de publicidad, y sobre todo unos escenarios con algo más de dignidad hacia la gente, tanto músicos como espectadores…por lo demás un día para disfrutar y pasarlo bien, al fin y al cabo la cosa consiste en ir por la ciudad y dejarse llevar por la música que suena por sus diferentes calles, algo que de otra forma, tendría que ser lo normal.
Las fotografías corresponden a diferentes momentos de ese 21 de Junio de 2018, donde alrededor de 120 bandas, actuaron en 24 puntos de la ciudad. Plazas, calles, bares e, incluso, museos, se convierten por un día en un oasis, donde la música fluye libremente. Algunos de estos escenarios los coordina la Fundación Municipal de Cultura, habilitando escenarios, equipo de sonorización y backline en diferentes lugares; la Plaza de España, Universidad, El Salvador, Federico Wattenberg, Caño Argales y de la Danza, calle Atrio de Santiago y el Mercado del Val, fueron algunos de ellos.
No es el Patrón de la Música, pero ese 21 a cambio, podemos oírla y disfrutar de ella libremente. Salud.