“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.
Antonio Prieto apareció por Granada (Nicaragua) por casualidad. Allí conoció a Óscar, al que todos llamaban Cano o ‘La Loca’. El chaval no decía nada, solo observaba y se reía. Antonio pidió permiso a sus padres y le llevó a un hospital. Las pruebas fueron determinantes: “nada de retraso ni locura”, el 85% de pérdida auditiva que padecía le había impedido aprender a hablar correctamente. Los audífonos y las clases impartidas por una profesora especializada obraron milagros y la capacidad de habla de Cano (Óscar) empezó a mejorar, consiguiendo, siete años después alcanzar el 80%. Tras este muchacho de 14 años llegaron otros y cuando se dio cuenta, recapitula, “no había vuelta atrás”. Creó el Centro Social Tío Antonio, nombre por el cual allá todos le conocen, Tío, es una forma más cercana de relacionarse. En la actualidad el centro se financia de dos formas. Por una parte, gracias a los ingresos obtenidos en el taller de hamacas, (donde colaboran 2 personas no videntes, 9 deficientes auditivos, 4 con problemas motores y mentales, y 17 chicos/as con muchas ganas de salir adelante), y el Café de las Sonrisas, (El Café de las Sonrisas es la primera cafetería en América y la cuarta en el mundo dirigida íntegramente por personas sordomudas) y, por otra, muy importante, por el dinero que reciben mensualmente de sus socios. Sus jornadas laborales constan de ocho horas, destinando cinco y media a trabajar, media hora de almuerzo y dos y media a formación. Condición indispensable para permanecer en el centro. Todos los trabajadores y trabajadoras cobran un sueldo. De este modo “pasan de pedir a poder comprar. Es un lenguaje distinto, de tú a tú”.
Tras muchos años trabajando con la población nicaragüense, se puede afirmar que existen ciertos sectores con muy pocas posibilidades de integrarse en la sociedad y en el ritmo “normal” de trabajo. Estas dificultades vienen dadas, sobre todo, por algún tipo de discapacidad o por los lugares de procedencia de las personas. Es por ello que Tío Antonio se dedicada a realizar proyectos de inserción laboral, educación, salud y atención social a los más desfavorecidos. Consideran que hay que luchar contra la cultura “del regalo”, y fomentar la iniciativa personal y colectiva, para que la propia gente luche por su desarrollo personal y el de su país.
Al Tío Antonio le parece sorprendente que los extranjeros lleguen a su país hablando de Nicaragua, de la experiencia del “Café de la Sonrisa”, del centro, donde los sordos pueden trabajar. En sus países no existe. «Y, nos llaman “tercer mundo”, yo estoy en contra de la palabra primer mundo, que se miren al espejo”. “Yo al primer mundo les digo, que a veces, podemos tener malas temporadas, con problemas de desnutrición, pero la desnutrición se cura comiendo. El primer mundo tiene un problema: se llama desnutrición mental y no se cura comiendo”, valora Tío Antonio. Va más lejos Tío Antonio, diciendo: “ante la desnutrición mental del primer mundo, prefiero la nuestra, cuando los frijoles están caros y tenemos solo que comer arroz. Porque la nuestra se cura comiendo, la de ellos ¿cómo se cura?»
Como parte de la manera de recaudar fondos, un grupo de amigos de Valladolid, lleva 9 años organizando un concierto benéfico, por el que han pasado muchos grupos y músicos, todos desde el más humilde al más notable han aportado su pequeño granito de arena: Hairy Ladies, Iñigo Copel, El Cuarto Jefe, Igor Paskual. Gringo & The Glimmer Twins, Alfonso & Jesús Jerónimo, Lola, Huevo Duro, Micky, Germán Salto, Nadia Álvarez, Nevada. Veteranos De Las Galias, Burning y Bloody Mary; este año han sido Malos Hábitos, Lola In Soul, llegados desde Madrid, Veteranos de las Galias y Bloody Mary, en el camino (trabajo manda) se quedo la presencia de Miguel Costas, ex-Siniestro Total. Nada mejor que unas palabras del propio Antonio Prieto donde reflexiona en voz alta del significado de la música y de este tipo de conciertos: «¿Cómo sería el mundo sin música y sin músicos? No quiero imaginarlo. ¿Cómo sería un mundo donde se respetara, que no idolatrara, a los músicos? Me gustaría creerlo. Porque claro, una cosa es U2 o Springsteen, y otra, todos estos músicos, estos artistas, que cargan sus equipos, conducen, desmontan y montan y vuelven a desmontar, a veces, más de las deseadas, poniendo fondo para gasolina, cobrando o no, o lo que es peor, mal cobrando, que es una forma de ir perdiendo el respeto. Qué fuerte debe ser ese gusanillo para que a pesar de todo, ahí están siempre. Si no tuvieran ya lo suyo, además estamos nosotros, que somos los que les reclamamos cada vez que necesitamos promover una causa, recaudar fondos, ayudar a un enfermo al que le niegan la atención que debiera etc. Y ahí los tienes, con una sonrisa, en nuestro caso 9 años ya en Valladolid.»
Las fotografías corresponden a los prolegómenos de un concierto…nervios, tensión, y claro, risas, todo para conseguir que un buen número de gente disfrute durante unas horas de la música. La 9º Edición del concierto Ayuda Tío Antonio se celebro el 6 de Febrero del 2016 en el Pabellón de Cristal del Museo de la Ciencia de Valladolid. Ya solo queda en pensar en la 10º Edición que tiene que ser memorable.
*una parte de la información esta sacada de la web nonada. y del periódico digital La Verdad.
La ONG se puede visitar en este enlace: Tío Antonio Centro Social.