El jueves 9 de Septiembre de este 2021, Jairo Zabala, voz y guitarra, con su aventura Depedro. acompañado por Héctor Rojo en el bajo y voces; Martín Bruhn, batería; Enrique Fuentes, guitarra junto a Raúl Marqués, trompeta, acordeón, vibráfono, y teclados, acercaron a esa nuevamente transformada en Plaza Mayor, después de su metamorfosis la noche anterior, su alegría por la vida, sus buenas vibraciones, su amabilidad y su sonrisa a estas Fiestas/no- Fiestas de Valladolid, todo acompañado por un sonido espectacular y unas «mágicas» proyecciones de Héctor de la Puente.
Se suele decir que la infancia es un paraíso perdido pero con gente así es fácil reencontrarlo. Tomi Díez lo cuenta más que bien en esta pequeña reseña de ese vendaval que lleno la ciudad siempre bajo la premisa de que la #culturasegura y dejando en evidencia que la #musicaenvivo es imprescindible siempre.
«Tuvo que llegar Jairo Zavala con la aventura DePedro para convertir la Plaza Mayor de Valladolid en un lugar mágico, y hacernos sentir como si estuviéramos en un pequeño club en el que cinco trovadores llenaron la noche de melodías de esas que provocan una sonrisa exterior y reacciones internas en los receptores, en nosotros, el público asistente.
Un concierto equilibrado que arrancó por todo lo alto con el aroma de dos clásicos, “Como el viento” y “Nubes de papel”, que ya pusieron el listón donde DePedro quería que estuviera, a una considerable altura. De su propio e impecable cancionero no faltaron “DF”, “Déjalo ir”, “Tu mediodía” “Flores y tamales”, “Antes de que anochezca”, “Te sigo soñando”, “Diciembre”, “Hombre bueno” y la despedida con “Panamericana”. Entre medias hubo oportunidad para unas pinceladas del nuevo disco a editar próximamente, “Máquina de piedad”, la canción que sirve de título sonó realmente espléndida y no menos estupendas sonaron “Noche oscura”, “Entre el cielo y el barro” y “Solo quería”, que se ha convertido en una de las favoritas entre favoritas, de un cancionero magistral. Y no podemos olvidar las dos versiones de clásicos “tradicionales” de España y México, “Fiesta” y “La Llorona”, Serrat ya es patrimonio popular.
Puede parecer sencillo, dada la calidad del material que maneja la banda, pero alcanzar esa comunicación y conexión no está al alcance de muchos trovadores del siglo XXI, ni siquiera de aquellos a los que presumimos con ese don, pero el don real no lo tienen tantos como creemos. Jairo y sus muchachos lo tienen, lo demostraron en una noche a la que pararon los minutos, y de la misma forma sencilla que llegaron con sus melodías se marcharon a otra ciudad en la que intentar hacer disfrutar a un público con el noble arte de mezclar palabras con música. Gracias, señores trovadores.
* Los trovadores se llaman: Martín Bruhm, Enrique Fuentes, Raúl Marqués, Héctor Rojo y Jairo Zavala.»
Tomi Díez Madrigal