Castilla es una tierra ruda y dura, sus gentes pueden tener fama de ser hoscos y secos, alejados del gracejo y la simpatía de la gente del sur….también suelen ser un pueblo callado y «sumiso»…nunca, o en contadas ocasiones se levanta, y suele acatar los dictados de sus dirigentes sin levantar la voz. A lo largo del tiempo el desprecio de los dirigentes y de los representantes del pueblo, el maltrato hacia sus gentes ha acrecentado ese «sobrevivir» de sus moradores, viendo pasar los días todos iguales y sin alicientes….a todo esto no ayuda, especialmente una climatología, un tiempo atmosférico especialmente agreste, de unos calores, durante los meses de estío, notablemente intensos a lo largo del día, pasamos a unos fríos más bien notables en cuanto el astro sol empieza a esconderse, a los que se suman unos inviernos ásperos y duros; pero en sus pueblos, por lo menos en una mayoría muy significativa, esos a los que desde lejos gente con cierto poderío, miraría con cierto desprecio al ver sus viejas casas y tapias medio caídas, se alienta un notable esfuerzo por dejarse notar y por mantener encendidas unas ganas de cultura, de darse a conocer y reivindicar los valores de sus gentes y de sus tierras. Gracias a gente como la que integran la Asociación Cultural El Barral, o ese pequeño colectivo que se encarga de organizar ese ciclo de Conciertos Salvajes, posiblemente, una de las actividades musicales más interesantes que ha existido en esta provincia desde hace muchos, muchos años, e imprescindibles para los amantes de la música y, en especial, de la música en directo; gracias a ellos, y con la presencia de un intenso frio veraniego se ha podido organizar este I Aldeafolk Festival, como no en la Plaza Mayor de este pequeño e irreductible pueblo que es La Aldea de San Miguel, o la Aldeilla como la llaman los más viejos del lugar o mi amiga (vamos a presumir) Leti….(¡sí!, es la que pensáis).
Los encargados de abrir esta enmascarada y pandémica I Edición, pero que a buen seguro no será la última, han sido la banda afincada en Barcelona, aunque de variada procedencia, El Nido. Cuatro “viejos” amigos que se reencuentran alrededor del año 2018 en la Ciudad Condal para retomar, de nuevo, un proyecto musical anteriormente compartido. El burgalés Álvaro Herreros, encargándose del violín, whistles, pandereta y voz; el navarro Eneko Lekumberri a la batería, percusión, darbuka y pandero cuadrado de Peñaparda (ni más ni menos); el vallisoletano Nacho Prada a la mandolina, bouzouki, cucharas, pandero cuadrado de Peñaparda y voz y al que también hemos visto en otra banda local, La Noche de la Iguana, y el también burgalés Rodrigo Cachorro Antón a la guitarra, bajo, vieiras y voz, son sus integrantes. Los cuatro músicos ya colaboraron en el 2013 con otra formación llamada “Sniffles”, hasta su disolución, para emprender, posteriormente cada uno diferentes caminos…Álvaro Herreros con su proyecto individual como multiinstrumentista experimental de soul, blues y folk con influencias étnicas “Athal-bera”, Eneko Lekumberri con el trío rock, country, blues y folk “UNO” y con el dúo country, folk y rock ” The Rastrojo Brothers” junto a su hermano Peio a la guitarra, Nacho Prada, como ya indicamos con anterioridad con los vallisoletanos “La Noche de la Iguana” como vocalista y guitarrista y Rodri Cachorro como guitarrista de la “Manel Fuentes & the Spring’s Team” (una formación de tributo a Bruce Springsteen, hasta hace muy poco uno de los pocos futuros que tenían los músicos en este País, me refiero a lo de bandas tributo) y como guitarrista de la cantautora “Mia Fuentes”.
Su primer trabajo esta lleno de historias que como ellos dicen estan “marcadas por la ‘obligación’ de salir de casa en busca de un futuro y la necesidad de regresar a la sencillez de encontrar un hueco de respiro y calma en un mundo cada vez más sobre estimulado, de pararnos y volver a las raíces, a nuestros espacios de paz y calma, nuestros refugios”, y añaden que son «canciones que vienen teñidas del folk que hemos absorbido durante nuestra vida y nuestra evolución musical, muy especialmente el de nuestra tierra». Folk que por momentos te recuerda a bandas como a los británicos Jethro Tull, o que respira aires del Norte de África, o del mundo celta. Un inicio prometedor de un festival que esperemos tenga una continuación menos engorrosa y enmascarada el año próximo….eso si llegamos que visto como va el percal igual no lo contamos.
El Nido inauguro el I Aldeafolk Festival, el pasado día 29 de Agosto de 2020 gracias a la Asociación Cultural El Barral junto a la gente de los Conciertos Salvajes, en la Plaza Mayor de la pequeña localidad de La Aldea de San Miguel (Valladolid) y, además, en medio de todo este caos demostraron una vez más que la #culturasegura.