No me costa que la localidad de Boecillo (Valladolid) cuente con un puerto de atraque, ni pesquero, ni, por descontado, deportivo, así que el Señor Gutiérrez junto a su tripulación han tenido que fondear, sin duda, en cualquier cercana margen del Rio Duero a su paso por la zona, para desembarcar e iniciar o inaugurar esta edición o, no edición, de las muy recomendables Veladas de Jazz que su Ayuntamiento organiza todos los veranos y ya van para trece o catorce ediciones. Seguro que no lo ha pasado bien el bueno de Gutiérrez a lo largo de estos meses de encierro, pero descubriéndolo sobre el escenario con ese aspecto ibicenco que se le ha puesto da bastante envidia…camisa amplia muy informal, pantalones de algodón, un elegante moño recogiendo el pelo…¿donde están esos kilos de más que todos hemos pillado a lo largo de estos meses?. Jose Luis Gutiérrez, saxo, voz y percusiones junto a esa tripulación de lujo que le acompaña; al contrabajo un tipo con nombre de delantero extranjero, ¿argentino?, podría ser, pero de los buenos, Marco Niemietz Alfageme, excepcional al fondo del escenario pero devorándolo; y a la batería Lar Legido, que pasaría por el cocinero del famoso barco del Amor de la antigua serie de televisión, y del que afirmar que esta excepcional es poco, tenemos que recurrir al diccionario para encontrar algo que le clasifique…o, puede que tengamos que inventarnos un termino que le defina.
Los nuevos tiempos han llevado a un cambio de lugar para esta edición higiénico-sanitaria/enmascarada/pandémica que nos alejo de la tradicional Plaza Mayor (creo que en Boecillo recibe otro nombre, Plaza de los Condes de Gamazo) y nos acerco al Parque del Tejar en un Auditorio que recobro una de sus utilidades más acertadas y propias; todo lo que tenga relación con la cultura: música, literatura, recitales o teatro seria lo más adecuado para un lugar como este (y donde la acústica no es del todo mala), lejos de ese otro uso como plaza de toros, (que unas talanqueras azules, delataban), y es que más pronto que tarde, los responsables de estas instituciones se daran cuenta que el maltrato de un animal, nunca se puede encuadrar en la casilla de cultura, arte o tradiciones, por más que les pese a muchos, mal llamados, aficionados.
Toma de temperatura al entrar, geles desinfectante, un impecable cuidado en todo lo que implica una concentración de gente…nombre, teléfono de contacto; si algo sucede que no sea porque no se han puesto todos los medios para impedirlo, dando ejemplo y demostrando que si se quiere se puede hacer, más viendo las recientes imágenes de la Plaza de Toros del Puerto de Santa María, con todas estas precauciones José Luis Gutiérrez nos acerco su “Iberjazz”, y nos presento algún tema nuevo (este tiempo de meditación ha dado para mucho); nos contó historias, nos animo a participar, nos hizo reir; igual hasta algo de meditar, pero sobre todo, junto a su tripulación, nos hizo olvidar y disfrutar en una tarde-noche de un Sábado de un caluroso Agosto y nos dio fortaleza para seguir en el camino y en la lucha de cada día…algo que es de muy de agradecer.
José Luis Gutiérrez, saxofón, voz y percusiones; presento ante un numeroso (no como en años anteriores, pero visto todo lo que mueve estos nuevos tiempos) público su espectáculo “Iberjazz”, junto a Marco Niemietz Alfageme, al contrabajo y Lar Legido a la batería, el pasado día 8 de Agosto de 2020, dentro de una “indefinida” edición de las Veladas de Jazz que el Ayuntamiento de Boecillo (Valladolid) celebra todos los años durante estos meses estivales, en el Parque del Tejar.