Tomi resume muy acertadamente la historia de Paul Collins, mismo apellido que el ilustre batería, aunque radicalmente diferentes en sus caminos y en su relación con el éxito. «Creo que la primera vez que le escuché sería en Radio 3, ¿Abitbol?, tal vez 1980, que ponía canciones de un disco de una banda de New York que se llamaba The Beat, pero que por el mayor éxito de una banda inglesa de mismo nombre, y que facturaba un ska muy en boga en aquella época, tuvo que modificar su denominación, y la edición del disco, a Paul Collins´ Beat, la aventura de su banda había empezado con bastante mala pata por una simple cuestión de nombre. De su etapa anterior, mini-etapa, con The Nerves, trío lustroso dónde el éxito comercial se lo llevaba Jack Lee, autor del “Hanging On The Telephone” que popularizaría Blondie un par o tres de años después, Peter Case se arrogaría con una imagen casi de leyenda de trovador intocable, y a Paul no le quedó otra opción, nada desdeñable, desde la batería saltar para ir esculpiendo exuberantes temas de power pop, ese género tan saltarín como emocionante. El caso es que por pitos o por flautas, lanzados por una multinacional, Columbia, que pensaba en emular el éxito de The Knack y su “My Sharona”, y producidos por un histórico, Bruce Botnick (Love, Doors). La repercusión esperada no se alcanza pese a los esfuerzos promocionales, con aparición incluida en nuestro televisivo Aplauso (creo que era allí), pasa sin pena ni gloria, y eso que en sus escasos 30 minutos (12 temas) se encierra todo un manual del género, que con más de 35 años de diferencia sigue sonando MAGISTRAL. El resto de la historia es ese tipo de aventuras de ver cómo se escapa un tren, después otro y siempre montarse en dirección equivocada, la vida misma». Ayer se paso por muestra ciudad, y nos dio en una noche primaveral, magnífica de temperatura y pasión, un repaso a la historia de su vida, una vida resumida en bonitas y enérgicas canciones de 2-3 minutos. Nos hablo de cuando se levanto al servicio y le llamo la guitarra a eso de las 4 de la madrugada, de su ático en Madrid con piscina de plástico incluida, de sus andanzas por San Francisco o Los Angeles en locales donde tocaron bandas legendarias, (The New York Dolls entre otras), de sus giras con The Police, The Jam y Joe Jackson, de que las canciones se tienen que pescar con un anzuelo como si fuesen peces en un lago, de que sigue pensando en crear la mejor canción ¡40 años! después y de su amistad con Ginés Martínez, batería, un músico soberbio, sencillo y honesto, que ha puesto sus baquetas al servicio de gente tan memorable como Cooper, Germán Coppini, el mismo Paul a la vez que con sus bandas, Los Sustitutos o los Retrovisores. Un repaso a una parte de la historia de la música, a la música de un tipo que allá por 1979 edito The Beat, una obra sublime, que en 30 minutos resume y crea las bases de lo que es el Power-Pop, ese estilo musical que, antes de nada, nos explico y nos describió, porque la noche iba de eso, de contar y de cantar…., en esta noche primaveral tuvimos la fortuna de poder disfrutar, 40 años después, de una parte de la historia de la música, de esa parte de la historia formada por nombres menores, que han sorteado las listas de éxito o el reconocimiento mayoritario, pero que a la postre, son los que sostienen todo este engranaje.
Paul Collins, guitarra y voz junto a Ginés Martínez a la batería, tocaron en el Patio de los Novicios del Museo Patio Herreriano en pasado día 8 de Junio de 2016.