Recuerdo perfectamente cuando una mañana de un sábado del año 98, creo, el amigo Joaquín, en la tienda de Madrid, Rock And Roll Circus, me enseñó un cd de una tal Quique González que se llamaba “Personal”. Me lo puso y a las tres canciones no tuve más necesidad que me alentara a su compra, lo hice sabiendo que iba a disfrutar porque sonaba de escándalo, ese tipo de canciones entre rockero americano y cantautor, un estilo no demasiado extendido en nuestras latitudes, será el clima, como aquel primer disco de J Bulevar, por ejemplo. Y me acuerdo de un artículo en el Tentaciones de El País (era otro siglo) que anunciaba a Quique como la gran esperanza blanca. Punto y aparte habría que reconocer a Joaquín López su inmensa labor durante años en intentar que unos descerebrados de pueblo, a través de recomendaciones tanto en persona como en aquel programa de radio que tenía en la FM de Antena 3, en el Olid Meliá, en unos horarios que nadie de la emisora se daba cuenta que sonaban, a escondidas, Elliott Murphy, Paul Collins, Romantics, Gram Parsons o Del Lords. Gracias Joaquín por todo lo que vino después, por cierto, en los agradecimientos de “Personal” figura Joaquín.
Recuerdo perfectamente un fin de semana de Mayo del 2001 cuando había vuelto a tener noticias de Quique con la edición de su segundo disco, ¿qué habría sido del cantautor con aire a Alberto San Juan desde el 98?. Y en el Alsa me planté en Gijón, liando a los amigos asturianos, para comprobar cómo funcionaban esas canciones en un formato acústico, Quique y Carlos Raya. Otra mención aparte a la amabilidad que Carlos Raya siempre ha tenido conmigo, sobre todo en aquellos años en que estuvo a las guitarras tanto con Quique como con Antonio Vega. Quique era un aprendiz tímido y recatado, que trataba de dar cuerpo a su cancionero.
Recuerdo perfectamente un sábado del mes de Junio en mi pueblo en el que Quique y Carlos se vinieron a presentar el disco a un bar de Parquesol Plaza y en el que unos amigos nos acercamos allí a disfrutar y a arropar a ambos en la dura vida del artista, la real y habitual. Quique todavía se echaba un aire a Alberto San Juan y seguía sin dar con la tecla para mostrar la riqueza de su primer cancionero de la mejor manera.
Y recuerdo con menos precisión viajes a Burgos, Santander, Salamanca, vueltas a mi pueblo en el que cierta timidez o las propias adversidades de la escena nacional, falta de medios, sonido, escenarios, etc. le impedían redondear y ratificar que su cancionero iba creciendo en riqueza, matices y calidad. Noches en Subterfugio, Pachá (con el gran David Gwynn), Carrión (con el lujo de Julian Maeso), LAVA. Ya alejado del look de Alberto San Juan.
Y llegó 2016, y uno tiene que rendirse ante Quique y su banda, que por fin, en mi opinión, acaban de dar con la varita mágica para mostrar toda el flujo y poderío de su cancionero, en el que salta la banca con un espectáculo entre rockero americano y cantautor que no deja nada en el aire y en el que las canciones vuelan y se hacen grandes. Y ayer en mi pueblo llegó un Quique que ya no es el tímido y dubitativo de cómo enfrentarse a sus canciones. Llegó un Quique González que durante el concierto nadie puede dudar que estemos ante una ESTRELLA. Y me alegro tanto, que las palabras se quedarían huecas, solamente puedo agradecerte Quique por todos estos años y un brindis por el futuro.
Tomi.
El concierto dentro de la presentación de su último trabajo «Me Matas Si Me Necesitas» fue el pasado día 29 de Abril de 2016, en la Sala Blanca del Lava de Valladolid y para esta gira se acompaña de unos Detectives formados por Pepo López a la guitarra eléctrica, Alejandro Climent “Boli” al bajo, Edu Olmedo a la batería, Nina Morgan a las voces, Edu Ortega a las guitarras, mandolina y pedal steel y David Chuches al teclado, Hammond y acordeón. Un plantel de lujo, músicos de contrastada experiencia e incontestable solvencia.