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7.200 segundos, 120 minutos…..de Rock and Roll y punto.

Las bandas norteamericanas y, posiblemente, algunas inglesas y del Norte de Europa tiene, claramente, un concepto diferente del negocio de la música del que, nosotros, por aquí tenemos. Para ellos es un trabajo más, con sus cosas buenas y, seguro, con sus inconvenientes, pero un trabajo al que dedican todo su tiempo…unos ocho meses fuera de su casa girando, una media de 150-180 conciertos a lo largo de esos 12 meses, algunos con un escaso publico, otros con el cartel de «soul out» colgado de la puerta, pero todos ellos dados con la misma intensidad, sin discriminar, como si ante ellos se situaran los mismísimos Rolling Stones buscando un telonero para su futura gira veraniega.

Lady Collins es un buen ejemplo de ello, un animal sobre el escenario que se entrega y nos deja bien claro lo que es una banda de rock and roll, de las de siempre, bien engrasada, fruto de cientos de conciertos a lo largo del año y donde prima el amor por lo que hacen y las ganas de agradar y convencer. Respaldada por una formación impecable, donde la diversidad de nacionalidades deja bien claro que el rock no tiene fronteras, y donde todos, en diferentes momentos tienen sus momentos de protagonismo, empezando por el sueco Ola Göransson a la batería y coros, impecable golpeando los parches; el por momentos impactante, desde la Perfida Albión, Jon Sudbury a la guitarra y coros; un sonriente Al Collins al bajo y coros, que puede presumir de haber sido integrante de esos calurosos que escoltaban a Jason Ringenberg, Jason & the Scorchers, y a la sazón marido de la maestra de ceremonias; y claro, la gran y exultante Stacie Collins, voz y armónica, de negro, siempre con ese Stetson sobre su cabeza o tirado sobre el escenario cuando soplaba como una posesa su extensa colección de armónicas, saltando, girando, como si estuviera dentro de una centrifugadora y trasladándonos a nosotros su pasión y sus ganas.

Stacie Collins junto a su banda, The AL-Mighty 3 andan de gira presentando su nuevo trabajo «Damn Girl!»(2020), una colección de 12 temas de rock and roll caluroso y desmadrado, y eso lo traslada a sus conciertos sobre los escenarios. Un cuarteto que para disfrutar plenamente de él se tiene que escuchar, posiblemente, en un bar o en una sala como en la que nos encontramos, de tamaño medio, rodeado de cervezas y amigos; rock hostelero, lo denominan algunos; la interprete de Muskogee, Oklahoma, creció en Bakersfield, California, aunque sus biógrafos afirmen que es de Nashville, Tennessee, disfruto y nos contagio esa alegría; se mezclo con la gente, se acordó de sus seres queridos, y consiguió a través de grandes canciones y de quintales de actitud que sigamos teniendo viva la fe en esto llamado Rock and Roll; un Rock, que en su caso se marida con el  boogie del sur, el blues y eso que llaman americana. «Stacie Collins» (2000), «The Lucky Spot ‎»(2007), «Sometimes Ya Gotta»(2008), «Shinin’ Live!»(2013),«Roll the Dice»(2015), y el motivo de su concierto, el reciente  «Damn Girl!»(2020), son el reflejo y la prueba palpable de su pasión y devoción por esta música y esta forma de vida. Un músico, o música, que ahora la cosa no anda muy clara, de esos en segundo plano pero imprescindibles para entender todo esto…si fuese cine seria una película de serie B, pero, eso si, un clásico dentro de esa categoría. Una, no muy fría, noche rara de finales de Febrero, fin de carnavales y casi asomando un nuevo fin de semana reunió a un buen número de seguidores, se echo en falta algo más de presencia de la gente, pero Valladolid es lo que tiene, y durante 2 horas, 120 minutos, 7.200 segundos, la nashviliana Stacie Collins nos dio una clase magistral de lo que es una banda de Rock and Roll y consiguió que hasta el Covid-19, si andaba por aquí, se olvidara de infectar al personal durante ese tiempo y se sumara a la fiesta.

Stacie Collins junto a The AL-Mighty 3, presento la Gira «Rattle &!Shake Tour 2020» en la Sala Porta Caeli de Valladolid el pasado día 27 de Febrero de 2020 y si te lo persistes, andas de suerte, porque, cuentan, que vuelve en verano a estas tierras (por lo menos a la Península) y, quien sabe, si se dejara ver por el Cuco, o el Kache, recordando grandes noches pasadas; y eso sí, si esta vez te la pierdes es que andas muy perdido en esta vida.