Dice que sus temas «hablan del amor, pero el amor es una excusa para hablar de la vida en general, es una especie de pretexto y al final hablamos de las cosas que le ocurren a cualquier ser humano»….y, dentro de esa ingenuidad que todos tenemos, o por lo menos creemos tener, piensa que saldremos mucho mejores de todo esto que estamos sorteando desde hace más de un año y medio. Elegante, seductor, muy simpático, jugando siempre con su público, se le puede encuadrar, sin ningún problema en esa categoría que los anglosajones denominan «crooner», con ese particular estilo de forma suave e íntima, sin necesidad de proyectar su voz, con frases claras y elegantes.
En su paso por este StivalUva en este año complicado, al que, dadas las fechas le queda algo grande eso de «estival», no se hizo acompañar por una orquesta ni una big band, como mandan los cánones, y ni falta que le hizo, puesto que los tres músicos que le rodearon demostraron una grandeza que complementaron los temas de un músico, puede que no muy grande de estatura, pero de una altura considerable. Lila Jorovich al contrabajo; Manuel Machado a la trompeta y José Taboada a la guitarra fueron los encargados de reemplazar a esa ficticia big band, y de conseguirlo con nota.
El músico malagueño se mueve en terrenos del Jazz a través de unas gafas muy particulares donde se atisban diferentes géneros de épocas pasadas, pero actualizados y pasada por su filtro personal y donde se marinan la copla, el son, el bolero, el chotis, o el tango.
Cuenta con una notable e interesante discografía; «Los mares de China» (2008), «Todas las calles» (2010), «La menor explicación» (2012), «Si sucede, conviene» (2016), en donde sus personales canciones recibían un barniz antiguo con los arreglos, realzados a la hora de interpretarlas, que contrastan con el reciente «La Guapería» (2019), donde revisa un puñado de clásicos del folclore hispanoamericano y les imprime su particular sello.
Orgulloso de superar un proceso personal que le ha salvado del infierno, reivindica sus logros ante una sociedad que castiga y mira con desprecio a gente que arrastra ciertos problemas tabús para ella. Un interprete con una trayectoria más que interesante, que se mueve por terrenos donde florecen las canciones, donde abunda una poesía de la felicidad que reconforta, todo impregnado de una filosofía vitalista que nos aleja de nuestros infiernos interiores y nos acerca a un estado que, quien sabe, si es lo más parecido a la felicidad.
Zenet actuó el pasado 24 de Septiembre en la Sala Borja en un otoñal Stival UVa 2021, que organiza el Centro Buen Día., dependiente de la Universidad de Valladolid, todo bajo el paraguas de una #culturasegura, y de una #musicaenvivo necesaria ahora y siempre.