Entramos en el Colegio Allúe Morer, donde maestros y músicos llevan a cabo un proyecto de innovación educacional mediante la música Se abren las puertas, el ensayo va a comenzar. Entran los maestros de metro y medio liderados por su director, Benjamin Payen. Este francés radicado en Valladolid además de dirigir la innovadora Orquesta In Crescendo, es violinista en la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. El silencio se apodera de los rostros pillos. Van en fila india y nadie hace el indio. Se colocan en sus puestos. Los violines, chelos, violonchelos, violas y contrabajos; aguardan reposados. Antes, toca presentarse. Para ello, nada mejor que improvisar cantando con la celebrada técnica del compositor y educador húngaro, Zoltán Kodál. “Hola Benjamin”, comienzan a cantar, “Feliz 2014”, continúa la alegre improvisación. Las manos y brazos de Benjamin les dicen a sus músicos: ¡más fuerte! Ahora pianísimo. ¡In Crescendo! Voces, ojos y cuerpos, todos juntos, todos concertados, siguen a su director hasta lo más alto. Poco antes de que comenzara el ensayo, pasaba por la sala de ensayo, Abel Clemente, que dirige la sección de vientos. Por ahora cuentan con cuatro coloridos trombones de pvc, y entre los ‘sopladores’ se encuentra Ashley, que con sus diez años y dos escasos meses practicando el trombón, ya es una experta: “la clave en el trombón está en soplar fuerte”, aunque, igual que los sabios, rectifica, “no fuerte, porque la primera vez que soplé fuerte, sonada buuuuuu, tan fuerte que rompía los cristales”. Queda claro que aquí la enseñanza es deleite. “Lo pasamos muy bien con los nanos. Han mejorado mucho sobre todo en atención y en comportamiento”, matiza Abel. Y es que, como prosigue el profesor trombonista, los pequeños figuras nunca lo tuvieron fácil, “hay situaciones muy dramáticas. Que estén aquí aprendiendo y divirtiéndose es un gran logro”. Este profesor, también ejerce como tal en el Conservatorio de Valladolid y colabora como músico autónomo con la OSCYL. Precisamente, este proyecto forma parte del Área Socioeducativa de la Sinfónica. La sede de la orquesta está en el Colegio Allúe Morer, perteneciente al periférico barrio de las Delicias de Valladolid. Un barrio multicultural, con gran presencia gitana y marroquí, donde el alto índice de inmigración y pobreza, convierten al Allúe Morer en un colegio de “difícil desempeño”. Esta es la categoría que la Consejería de Educación le da a este tipo de centros educativos. En perspectiva, más que difícil, lo que está ocurriendo en este colegio es utópico. Desde que Benjamin Payen llegó en 2010 para crear In Crescendo, el colegio vive una revolución con profesores, alumnos y padres involucrados en una empresa contra el barullo, los malos modales y la desatención. “La música ayuda en muchas cosas básicas. Es un lenguaje, un trabajo en grupo. Es psicomotricidad, silencio, organización en grupo”, con entusiasmo y convencimiento Payen enumera los logros de esta feliz iniciativa, sin olvidar que “también, hay algo detrás, es un arte, y el niño piensa cómo y por qué va a tocar. Hay niños que les cuesta más expresarse con palabras que con la música”. Según cuenta Ainoa Arranz, madre de dos niños que tocan en la orquesta y presidenta del AMPA, Benjamin, al presentar el proyecto a los padres, antes les introdujo en El Sistema de Venezuela. El alma máter de In Crescendo. José Antonio Abreu, músico, economista y educador venezolano, montó un modelo educativo con la música instrumental como soporte para sacar a los niños de las favelas. A día de hoy, el Sistema Nacional de las Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela se encuentra en todo el país y ha formado a más de 400.000 niños. Por El Sistema han pasado lo más granado de la música clásica contemporánea. Por ejemplo, Plácido Domingo cantará con la Sinfónica Infantil durante el Mundial de Fútbol. Y Daniel Baremboi manifestó desde Venezuela como histórico lo logrado por El Sistema. Como en otras cosas, la orquesta In Crescendo no se queda rezagada. También cuenta con invitados de lujo. El último, Johannes Moler, uno de los violonchelistas más cotizados del mundo, que compartió el comienzo escolar tocando en el Allúe Moler. Pero más importante que la visita de grandes músicos, son las colaboraciones. En el ensayo Irene, violinista cursando estudios Superiores de música y, Mar Pastor, violinista y profesora de Religión Evangélica en el colegio, estuvieron apoyando a sus pequeños compañeros músicos. Pero faltan muchos, con el trombón son varios los que vienen junto a Abel para participar en este experimento socioeducativo. ¿Experimento? Sí, sí, han leído bien. Lengua, mates, ciencias… ¡Con música! Con la orquesta a pleno rendimiento, la profesora de Música, Cristina Poliz, ideó la manera de aunar lo que se estaba logrando en la orquesta, al resto de alumnos. La directora del centro, María Henar, lo explica así: “todo empezó porque los temas que interpretaron en el Auditorio Miguel Delibes, Cristina los trabajó en el aula de música, y nos hizo fichas a los profesores para que también lo trabajáramos en Lengua, en Cono, en Inglés…”. El concierto al que se refiere es el que ofreció la Orquesta y Coro In Crescendo como fin de curso, el 14 de junio del año pasado. El coro lo lleva Cristina y comenzó a funcionar el curso pasado como una actividad escolar, donde trabajaron piezas tan difíciles como la ópera Madame Butterfly. “Recuerdo que un día en clase, un alumno, hablando de Madame Butterfly, se puso a hablar de Japón, todo convencido. No daba crédito de sus conocimientos”, comenta sin evitar una sonrisa alegre María Henar. Así que el resultado fue tan óptimo, que decidieron este curso ser mucho más ambiciosos. En lugar de adaptar las materias a un repertorio musical, pensaron en servirse de los recursos musicales para impartir el resto de asignaturas. Esta idea la vislumbran para el curso que viene, porque este lo empezaron sin Cristina. Hasta noviembre no pudieron contar con ella. Aun así, Cristina sí ha podido comenzar el proyecto educativo. Además de Música, Cristina imparte sesiones de Lengua donde enseña conceptos lingüísticos con música: “En lugar de escribir una redacción, escriben una canción, luego la cantan. Relaciono los ritmos con los versos, les pongo bases de hip hop y hacemos rap”. Resultado: “una pasada” La directora del centro llegó prácticamente cuando Benjamin propuso crear la orquesta. Por aquel entonces, nadie se imaginaba lo que hoy tienen, “al principio no creíamos para nada en el proyecto”, sin embargo, a la pregunta de qué le parece lo conseguido, responde sin miramientos, “una pasada, pero por la orquesta y porque lleva el complemento del apoyo en el resto de asignaturas”. Para ilustrar este entusiasmo, Cristina cuenta la impresión del antiguo director cuando vino a ver el colegio. Le dijo que no se podía creer que en este colegio iba a ver silencio. El mejor amigo de la concentración. Además de silencio, lo que el anterior director podría a ver comprobado, es el comportamiento ejemplar de los alumnos. “Cuando hacemos salidas extraescolares y coincidimos con otros coles, nuestros niños destacan, pero porque están en silencio mientras los demás montan barullo”, con estas palabras resume Ainoa Arranz los resultados de comportamiento conseguidos con el nuevo modelo educativo. Gracias a estos logros tan fáciles de comprobar, la Consejería otorgó el curso pasado un PIE (Proyecto de Innovación Educativa), además de un Proyecto Programa que el centro pidió para mantener a Cristina los cinco días en el colegio, en lugar de solo tres. La cuestión, como zanja la directora, es que “sin Cristina no podremos continuar”, y la plaza de Cristina no es fija. Es decir, ni tan siquiera saben si podrán contar con ella para el curso que viene. En vista de los resultados, resultaría un despropósito no apoyar e impulsar la labor de estos profesionales, que dedican su tiempo a niños que les necesitan, como la sociedad necesita maestros que eduquen con ilusión, empeño y ganas. De eso no falta, pese a las horas no remuneradas y la falta de apoyos institucionales. “Yo soy súper mona, pero estoy matada con el cole”, frase de Cristina con la que ella, la directora y Aiona se tronchan. Gracias al esfuerzo de maestros y alumnos, el Allúe Morer se aleja cada vez más de esa fea etiqueta de “difícil desempeño”.
La sede de la orquesta está en el Colegio Allúe Morer, perteneciente al periférico barrio de las Delicias de Valladolid. Un barrio multicultural, con gran presencia gitana y marroquí, donde el alto índice de inmigración y pobreza, convierten al Allúe Morer en un colegio de “difícil desempeño”. Esta es la categoría que la Consejería de Educación le da a este tipo de centros educativos. En perspectiva, más que difícil, lo que está ocurriendo en este colegio es utópico. Desde que Benjamin Payen llegó en 2010 para crear In Crescendo, el colegio vive una revolución con profesores, alumnos y padres involucrados en una empresa contra el barullo, los malos modales y la desatención. “La música ayuda en muchas cosas básicas. Es un lenguaje, un trabajo en grupo. Es psicomotricidad, silencio, organización en grupo”, con entusiasmo y convencimiento Payen enumera los logros de esta feliz iniciativa, sin olvidar que “también, hay algo detrás, es un arte, y el niño piensa cómo y por qué va a tocar. Hay niños que les cuesta más expresarse con palabras que con la música”. Según cuenta Ainoa Arranz, madre de dos niños que tocan en la orquesta y presidenta del AMPA, Benjamin, al presentar el proyecto a los padres, antes les introdujo en El Sistema de Venezuela. El alma máter de In Crescendo. José Antonio Abreu, músico, economista y educador venezolano, montó un modelo educativo con la música instrumental como soporte para sacar a los niños de las favelas. A día de hoy, el Sistema Nacional de las Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela se encuentra en todo el país y ha formado a más de 400.000 niños. Por El Sistema han pasado lo más granado de la música clásica contemporánea. Por ejemplo, Plácido Domingo cantará con la Sinfónica Infantil durante el Mundial de Fútbol. Y Daniel Baremboi manifestó desde Venezuela como histórico lo logrado por El Sistema. Como en otras cosas, la orquesta In Crescendo no se queda rezagada. También cuenta con invitados de lujo. El último, Johannes Moler, uno de los violonchelistas más cotizados del mundo, que compartió el comienzo escolar tocando en el Allúe Moler. Pero más importante que la visita de grandes músicos, son las colaboraciones. En el ensayo Irene, violinista cursando estudios Superiores de música y, Mar Pastor, violinista y profesora de Religión Evangélica en el colegio, estuvieron apoyando a sus pequeños compañeros músicos. Pero faltan muchos, con el trombón son varios los que vienen junto a Abel para participar en este experimento socioeducativo. ¿Experimento? Sí, sí, han leído bien. Lengua, mates, ciencias… ¡Con música! Con la orquesta a pleno rendimiento, la profesora de Música, Cristina Poliz, ideó la manera de aunar lo que se estaba logrando en la orquesta, al resto de alumnos. La directora del centro, María Henar, lo explica así: “todo empezó porque los temas que interpretaron en el Auditorio Miguel Delibes, Cristina los trabajó en el aula de música, y nos hizo fichas a los profesores para que también lo trabajáramos en Lengua, en Cono, en Inglés…”. El concierto al que se refiere es el que ofreció la Orquesta y Coro In Crescendo como fin de curso, el 14 de junio del año pasado. El coro lo lleva Cristina y comenzó a funcionar el curso pasado como una actividad escolar, donde trabajaron piezas tan difíciles como la ópera Madame Butterfly. “Recuerdo que un día en clase, un alumno, hablando de Madame Butterfly, se puso a hablar de Japón, todo convencido. No daba crédito de sus conocimientos”, comenta sin evitar una sonrisa alegre María Henar. Así que el resultado fue tan óptimo, que decidieron este curso ser mucho más ambiciosos. En lugar de adaptar las materias a un repertorio musical, pensaron en servirse de los recursos musicales para impartir el resto de asignaturas. Esta idea la vislumbran para el curso que viene, porque este lo empezaron sin Cristina. Hasta noviembre no pudieron contar con ella. Aun así, Cristina sí ha podido comenzar el proyecto educativo. Además de Música, Cristina imparte sesiones de Lengua donde enseña conceptos lingüísticos con música: “En lugar de escribir una redacción, escriben una canción, luego la cantan. Relaciono los ritmos con los versos, les pongo bases de hip hop y hacemos rap”. Resultado: “una pasada” La directora del centro llegó prácticamente cuando Benjamin propuso crear la orquesta. Por aquel entonces, nadie se imaginaba lo que hoy tienen, “al principio no creíamos para nada en el proyecto”, sin embargo, a la pregunta de qué le parece lo conseguido, responde sin miramientos, “una pasada, pero por la orquesta y porque lleva el complemento del apoyo en el resto de asignaturas”. Para ilustrar este entusiasmo, Cristina cuenta la impresión del antiguo director cuando vino a ver el colegio. Le dijo que no se podía creer que en este colegio iba a ver silencio. El mejor amigo de la concentración. Además de silencio, lo que el anterior director podría a ver comprobado, es el comportamiento ejemplar de los alumnos. “Cuando hacemos salidas extraescolares y coincidimos con otros coles, nuestros niños destacan, pero porque están en silencio mientras los demás montan barullo”, con estas palabras resume Ainoa Arranz los resultados de comportamiento conseguidos con el nuevo modelo educativo. Gracias a estos logros tan fáciles de comprobar, la Consejería otorgó el curso pasado un PIE (Proyecto de Innovación Educativa), además de un Proyecto Programa que el centro pidió para mantener a Cristina los cinco días en el colegio, en lugar de solo tres. La cuestión, como zanja la directora, es que “sin Cristina no podremos continuar”, y la plaza de Cristina no es fija. Es decir, ni tan siquiera saben si podrán contar con ella para el curso que viene. En vista de los resultados, resultaría un despropósito no apoyar e impulsar la labor de estos profesionales, que dedican su tiempo a niños que les necesitan, como la sociedad necesita maestros que eduquen con ilusión, empeño y ganas. De eso no falta, pese a las horas no remuneradas y la falta de apoyos institucionales. “Yo soy súper mona, pero estoy matada con el cole”, frase de Cristina con la que ella, la directora y Aiona se tronchan. Gracias al esfuerzo de maestros y alumnos, el Allúe Morer se aleja cada vez más de esa fea etiqueta de “difícil desempeño”.
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[…] rodeados de familia y curiosos que poco a poco se empezaban a congregar entorno a ellos. En este enlace se puede conocer un poco mejor el ideal de esta solidaria y voluntariosa […]