Existen muchas «personas de bien»; unas, lo acabo de escuchar en una emisora, donan a su muerte 1.000.000 de dólares a una residencia de ancianos, otras prefieren irse a los Países Bajos con el fin de ahorrarse unas monedas al pagar los impuestos, otras realizan alguna que otra donación de algún material médico, que por descontado se van a desgravar y así limpian su conciencia porque también han pagado menos de lo que les correspondería pagar, y, por descontado, ese ingente número de «personas de bien» que se levanta todos los días, trabaja, se relaciona y vive el día a día pensando en intentar hacerlo lo mejor posible y ser, a su vez, lo más feliz, él y los suyos, lo más posible.
Los primeros yo, personalmente, los desprecio (en el fondo sería algo mutuo, dado que para ellos ni existo pero dado el caso seguro que entraría en ese grupo de 26.000.000 que algunos militares daban por amortizados hace unos meses), pero los segundos son otra cosa y ¡sí!, podemos afirmar sin miedo a errar que esos sí son «personas de bien». Entre ellas sin duda podemos meter a Ángel Lévid y a todas esas personas que le arroparon en esa presentación de su sexto álbum, de una formación que a acortado su nombre de Lévid Cuarteto Folk a, simplemente, Lévid Folk.
Diez años de carrera y seis discos editados no es un mal plan….y «El tiempo en mi piel» (2023) es el nuevo miembro de la familia. Una familia que se inicio con «Tradición contemporánea» (2013), y a los con el tiempo se han sumado, «Echando canciones» (2015), «Las manos se me escapan» (2017), «A la vera de La Esgueva» (2018) y «A caramelo» (2020).
Para presentar en sociedad la ultima incorporación a esa familia, Ángel se ha rodeado de su banda y de un buen número de colaboradores en una Sala Concha Velasco que lucio una de sus mejores galas para esta ocasión. Junto a su banda habitual, incluido el acortamiento del nombre, la forman a la par que Ángel Lévid, guitarra, pandero, zanfona, rabel, moraharpa; Cesar Gutiérrez, percusiones; Gastón Gómez, guitarras; Miguel Ángel Tabares, bajo y Mario Castán a los vientos tradicionales. Junto a ellos se sumaron a lo largo del interesante concierto la Escuela de Pandereta Cris Zagaleja; la Escuela de Dulzaina Tierra de Pinares; Cristina Casado al violín; Francisco García Olmedo a la dulzaina y Fabio Martín al cajón.
Ángel Lévid un músico que se mueve por los terrenos del folk aunque no puede ocultar sus inicios en el mundo del pop o de la música más popular cuenta en una reciente entrevista previa a la presentación que «somos todos músicos de la tierra, y nos encanta poder hacer guiños como el que ya hicimos en A la vera de La Esgueva. Sin querer, las vivencias que a todos nos marcan van quedando reflejadas en las canciones»…canciones que encierran sonoridades tradicionales pero con un brillo que les acerca a este 2023, y es que sin duda las tradiciones son necesarias, pero no está de más recordar que el tiempo pasa y los gustos cambian y si queremos enganchar a las nuevas generaciones a base de cacerolas y pitos luego nos extrañamos que la juventud prefiera el Reguetón o cualquier ritmo más luminoso aunque menos rico.
El tiempo en mi piel esta repleto de cosas cotidianas, de esas cosas que a lo largo de una carrera que se inicio en formaciones como ‘El Abrazo del Ángel’, o ‘Intimísimo’, le han acercado a los universos del folk, aunque, como él dice, «bebemos de las fuentes tradicionales pero no es música tradicional».
Lévid Folk, «personas de bien», presentó su último trabajo «El tiempo en mi piel» (2023), rodeado de un montón de amigos, en la Sala Concha Velasco del Lava de Valladolid, el pasado 23 de Febrero de 2023, y siempre Ana de Armas, que no bebe de las fuentes del folk, o sí, pero está espectacular.