Cuenta la leyenda que en su último paso por la ciudad (no se si, realmente, fue su primer paso), tuvieron serios problemas para poder montar la batería y afinar las guitarras, de manera que tuvieron que recurrir a gente ajena del grupo para poder realizarlo…claro que esto es una leyenda y como todas pueden tener partes imaginadas, partes exageradas o distorsionadas a través del tiempo, de manera que lo que nos llega a nuestros oídos dista mucho de la realidad. Lo que si es real es que a eso de las 19:00 horas del pasado día 28, la cola que se situaba a la entrada de la Sala Blanca del Lava esperando la apertura de puertas era considerable, un elevado número de adolescentes, mayoritariamente chicas con apariencia de mayores pero que pocas de ellas pasarían de los 16 años y algún que otro chico con apariencia de «Borja maris».
Cuentan algunas crónicas que su público es lo que se podría calificar como «pijo», entendiendo por ese termino una curiosa definición que la periodista Raquel Peláez da en su libro «Quemad Madrid», algo como «que es el tipo de madrileño que viaja en Vespa, estudia derecho o empresariales, toca la guitarra y se casa en Los Jerónimos… Esa es la definición perfecta de una clase social a la que pertenecen estos, que no sé si es pija exactamente, pero es muy reconocible»; pero que no solo se alimentan de ellos sino que entre sus seguidores se incluyen los adepto a los círculos independientes…porque no nos engañemos, si nos atenemos a lo que ellos afirman, Taburete , si o si, son un genuino grupo Indie, mucho más que muchos de los consagrados, porque ellos si se lo guisan y se lo comen todo ellos mismos, han autoeditado su primer trabajo “Tres Tequilas” (2015), y mediante su discográfica Volvoreta Records su reciente «Dr. Charas» (2016), aunque para ello tengan que trabajar (Guillermo Bárcenas) como monitor de campamentos, o salir de gira durmiendo -como han podido- dentro de la furgoneta con la que recorren España para ajustar el presupuesto…aunque, luego, para desconectar de los temas judiciales y morbosos que les persiguen tenga que irse a Chile para desconectar. «Allí empecé a componer sin ninguna pretensión. Luego un colega me dejó el sótano de su casa para grabar», cuenta Willy, lo mismo que solemos hacer el resto de ciudadanos cuando nos deprimimos….
Lo que no se les puede negar es su, en cierta medida, coherencia con sus ideas: «Nosotros evidentemente nos hemos movido en un círculo que se puede considerar pijo. Lo que no entiendo es la gente que de repente es gente que tiene dinero y que ha vivido bien como nosotros, cambian su forma de vestir, su ideología… Y todo para venderse. Yo no me voy a vender en la vida, podré vender más o menos discos pero mi forma de ser, de vestir y de pensar no lo va a cambiar nadie.», afirma Bárcenas, y que su idea de la vida de músico la tiene clara y meridiana: «Ir al campo a pasar el día y a tocar. Hacer rallies, matar conejos con la escopeta y luego asarnos una pata de cordero en el monte y volverse a poner a tocar. Invitamos a los guardas de su casa (refiriéndose a su compañero de grupo) a improvisar con nosotros. Son planes muy divertidos. La vida del músico me parece la vida perfecta.», afirman.
El concierto…..casi es lo de menos, las entradas se vendieron en tres horas, como nos han recordado insistentemente la prensa y radio local (pusieron una nueva fecha el jueves 27), sus seguidores/as se saben todas y cada una de sus letras, las cantan. las chillan y las bailan….no les importa que sus letras lleguen a repetir expresiones chirriantes sin nada de gracia, o que sus melodías sean reiterativas….su música es una mezcla de flamenquito con mariachi agitado en una coctelera de la que sale lo que ellos llaman Electrochotis con toques ‘New Age’; la banda se saben a la perfección todas y cada una de las maneras de conquistarlo, interactúan con ellos, se bajan al foso, los saludan, los tienen ganados con cada uno de sus gestos. Puede que su música no deje ningún posos en esto de la Historia del pop o del rock patrio, pero por el momento son un filón a la hora de hacer caja en esa industria deseosa de fagocitar todo lo que sea digerible y llene sus insaciables estómagos y además, todo sea dicho, cubren perfectamente ese otro lado de la industria carente, por el momento, de un grupo de ‘indie’ pop patrio blandito y descafeinado que gusta y con el que mola identificarse. Taburete son Willy Barcenas, voz y Antón Carreño, bajo y voz, a los que se suman Guillermo Gracia Carrión, guitarra eléctrica; Antonio de la Fuente, guitarra rítmica y Manuel Hevia, percusión, un urólogo en ejercicio en el Hospital de La Paz en cuyo honor han titulado el nuevo álbum y uno de los cortes, que les lleva a un punto musical indeterminado entre México, Estados Unidos y Cuba y que presentaron en un concierto doble el pasado día 27 y 28 de Abril de 2017 en la sala Blanca del Lava de Valladolid.
[…] y una imagen que les persigue a lo largo de este tiempo (y que su reciente unión con Taburete, no hace más que potenciar), y de la que nunca se han podido separar, aunque lo más seguro es que […]