Cuenta que su padre formo parte, como bajista, de la banda de Elliott Murphy cuando este traslado su residencia de Nueva York a París, y ese pequeño dato ya tendría que ser un aviso de lo que este tipo espigado y de sonrisa perpetua esconde; honestidad y amor perpetuo a la música que se refleja en esas influencias que recoge de gente como Nick Lowe, Paul Collins, Dom Mariani,Tom Petty, Warren Zevon, o The Kinks, entre muchos otros y que queda fijada en esa devoción hacia el pop con tintes enérgicos, ese power-pop, que aunque parezca lo contrario no es para nada un genero sencillo ni menor; y es que como bien indica Eduardo García en una critica de su último trabajo editado «Tommy Lorente & La Cavalerie»(2018), encontrar ese equilibrio entre las guitarras desbocadas y una melodía, no es algo que este al alcance de cualquiera; pero este francés de Biarriz es uno de los elegidos para realizarlo; y, ademas para atestiguarlo (o confirmarlo), no lo tiene que hacer nada mal si dos figuras claves en esto del pop efervescente como Paul Collins o el australiano Dom Mariani se hayan fijado en él en algún momento.
No es la primera ni la última vez que se diga; en la música la bandas que se llevan todos los para-bienes del público o de la industria suelen ser esas mastodonticas formaciones que llenan estadios o son cabezas de cartel en repetitivas programaciones de festivales; o, y más en los últimos años, bandas tributos que suelen ser las que copan programaciones en salas y congregan a multitud de seguidores que, bien sea por nostalgia o vayan ustedes a saber, prefieren una copia de marca blanca a cualquier original con denominación de origen; pero los que de verdad sostienen todo este invento son estos pequeños obreros de la música, creadores humildes, casi artesanos, pero muy dignos y notables que a modo de pequeñas hormiguitas van creando pequeñas construcciones que, con el tiempo, acaban dando un sentido a todo esto.
Tommy Lorente, en esta ocasión, solo acompañado por su guitarra, sin su fiel caballería que hace unos meses nos deslumbro y nos paso por encima en una noche mágica, a regresado en una pequeña gira que le ha llevado por cuatro escenarios de esta ciudad a lo largo de un fin de semana reivindicativo, en donde ladramos como perros, maullamos como gatos, saltamos cual canguros y escuchamos nuestra barba crecer; y en donde ha construido unos cuantos edificios que ayudaran a realzar la importancia que para muchos significa la música y es que como dice Tomi: «De lo único que estoy seguro es que las canciones bonitas tal vez no curen las enfermedades pero sí que curan las penas del alma. I love POP».
Un fin de semana, el del 7 y 8 de Marzo de 2020, donde el músico francés acerco sus canciones a cuatro escenarios de Valladolid; el Dimmer, el Café Tacuba, Ca Mörez y la Taberna Faroles a las que corresponden las fotografías, y en donde presento su reciente trabajo un single 45, «Ta Voisine Hélicoptère»(2020), editado conjuntamente por los sellos Snap y Kick Out The Jams; a los que se sumaron diferentes versiones, de esos maestros que le han influenciado, (Neil Young, Nick Lowe, Warren Zevon), a lo largo de estos cuatro conciertos sonaron por ejemplo «Gloria» (Them), «Heart of Gold» (Neil Young), «Whirl» (Smashing Pumpkins) o «(What’s So Funny ‘Bout) Peace, Love, and Understanding» de Brinsley Schwartz , junto a temas propios de sus anteriores trabajos, junto a algunos nuevos que nos presento, y es que este simpático francés, amante del fútbol y de viejunas melodías, nos volvió a conquistar y dejo en un lugar muy alto ese Power-Pop que representa y defiende. Un auténtico tour de force a guitarra y micrófono en sesiones vermú y noche del que salimos muy contentos y con las pilas cargadas de energía y vitalidad.